jueves, 31 de enero de 2013

Señores del Estado Venezolano:

Esta es la segunda vez que les escribo. No me da pena insistirles. El dolor puede más que la pena. Les juro que ya no puedo más. Ya me cansé de llorar. Estoy agotada. Quiero pedirles de nuevo un poco de clemencia. Ya mi papá, Iván Simonovis, y todos nosotros, su familia, hemos sufrido demasiado. Sufrir cansa. Llorar ...
cansa. Extrañar al padre de uno cansa. Siento que soy demasiado joven para estar tan cansada. Me parece injusto que la política me arruine la vida. Todos los días me asomo con susto en el espejo, porque siento que tengo canas en mi cabello. No las veo, pero las siento. Y tengo 15 años. Es muy rara esta sensación.

Ya mi sonrisa no es la que sale en las fotos de los álbumes de la familia. Mi sonrisa se quiebra a cada rato, como una galleta. Porque así están los huesos de mi papá. Se han vuelto una galleta por tanto encierro, por tanto no moverse, por tanta sombra. Por favor, les pido, devuélvanle el sol. Devuélvanle un poquito de vida. Ya bastante ha pagado lo que Uds. consideraron que debía pagar. Su salud esta tan deteriorada que tengo miedo -mucho miedo- de que mi papá termine paralítico, en una silla de ruedas. Y más así. Solo. Sin su gente, sin los únicos brazos que lo pueden abrazar.

Mi papá no está nada bien. Su columna está demasiado frágil. Se puede romper sola, sin que nadie la toque. Sus huesos, dice el médico, tienen la edad de un anciano. Sus huesos ya pagaron el doble del tiempo de su condena. Su ánimo también. Y su familia. Sea justa o no su prisión, creo que ya todo es demasiado. Ya todo se ha vuelto inhumano, cruel, excesivo. Señores del Estado Venezolano, una medida humanitaria como la que les pido sería un gesto noble, necesario, hermoso. Un gesto importante en estos tiempos tan duros. Estoy tan agotada del odio de parte y parte. Creo que muchos estamos así. Un gesto de nobleza no les va a hacer perder nada de lo que tienen y, en cambio, los hará más humanos. Quiero volver a tener 15 años y un padre a quién abrazar.

No tengo más argumentos. Solo un exceso de dolor.

Gracias.
Ivana Simonovis


Querida Ivana:

Ayer lei tu carta y me indigne, de una forma que nunca antes había sentido, me di verguenza, tus lineas llenaron mi noche de tristeza, es por eso decidí escribirte, aunque no se si algún día me leas...ojalá algún día me leas.

Hoy te escribo porque creo mereces alguien te responda, alguien te diga tus esfuerzos no son en vano, porque tienes las mejores razones, tu, tu papa, tu mama y tu hermano. Te escribo para pedir disculpas, disculpas por ser de la generación que soy, disculpas por tener la edad de tus padres, disculpas por parecer sorda y ciega a la vida que a ti y tu familia les ha tocado protagonizar.

Mi nombre es Ingrid, hace diez anos cuando di a luz a la segunda de mis tres hijos, por circunstancias que no vienen al caso, me convertí en una mama extranjera, en un país que aunque lejos nos es familiar a todos.

Cuando partimos, mas que la búsqueda de prosperidad, nuestro objetivo fue brindarles a nuestros hijos una infancia tranquila, tuvimos esa opción y la tomamos, no sin dudas y sobresaltos.

En Venezuela yo soy abogado como tu mama, aquí trabajo en educacion para niños de habla hispana, pero siempre con mi atención en Venezuela, aunque mi cuerpo este aquí, muchas son las horas que paso sonando despierta entre recuerdos de experiencias pasadas con colores y sabores a trópico o entre reflexiones y criticas duras a preguntas como ... hicimos bien?

Les regale a mis hijos un entorno distinto al mío, y me condene a el, porque no los quiero fuera de su contexto, no los quiero extranjeros, condene a mis padres a una distancia interminable cuando hay un sobresalto, sea aquí, sea allá, también interminable cuando por el teléfono los invade el silencio en el momento que se dan cuenta que una de sus nietas, de las mas pequeñas, no los entienden del todo, creeme que ni ellos ni ellas se lo merecen.

No te voy a mentir, en mi vida hay muchos momentos de alegrías, hay momentos importantes, pero tampoco logran borrar la idea de lo que deje, la pregunta del por que estoy aquí?.

Nada de esto quizás te incumbe, nada de esto quizás te importe, pero quiero que por favor me disculpes, por ser parte de ese silencio social a la injusticia a la que son sometidos, porque mas allá de las razones de una condena, la cual no tiene justificación alguna, el trato que han recibido es inhumano, es inconcebible. Creo que leer con sorpresa silente tus lineas, donde desnudas tus sentimientos, saberte con canas que no vemos, me hace cómplice, aun lejos.

Si escribo estas lineas, es porque quiero sepas que la respuesta que hoy recibiste, por vía de un discurso político televisado, no fue la única que lograste, que conmover a una sociedad con tu relato, no fue lo único que lograste, lograste que algunas personas, como yo, nos cuestionáramos, leyéramos tu carta en otro idioma y tratáramos de ser tu voz en otras tribunas, no se si mas justas, no se si mas atentas; lo que si se, es que hoy fuiste ejemplo en ese entorno que no es mío, pero le regale a mis hijos, porque tu fortaleza, que en esa carta algunos pudieran pensar se quiebra y yo tengo la certeza que no, es parte de lo que deseo para mis hijos, para mis alumnos, para mis amigos.

No quiero despedirme, niña hermosa, sin recordarte algo que estoy segura ya has escuchado, no elegimos nuestros destinos en la vida, pero si somos dueños del alcance que queremos darle.

Ivana tu carta la llevo conmigo, la leo en voz alta y de hoy en adelante, te prometo, voy a invitar a quien me escuche a mirar con admiración esas canas que tu no ves, y que son la vergüenza de quienes pertenecemos a un hermoso país, al cual no queremos renunciar, los voy a invitar a dar respuesta a tus angustias asi sea a través de un dibujo, momento de reflexion u otra carta, porque te lo debo, te lo debemos quienes no queremos llevar mordaza en nuestros labios o vendas en nuesros ojos.

Que Dios te bendiga,
 
Ingrid

miércoles, 19 de septiembre de 2012

El dia que te fuiste


“Para siempre te amare,

Para siempre te querré

mientras en mi hay vida,

siempre serás mi bebe.”

Robert Munsch

 

Hace dos años, estaba en una sala de cine, ya al final de la película llorando desconsolada, mientras ellos reían a carcajadas, veíamos la tercera parte de "Toy Story" la escena, cuando los juguetes eran donados por Andy justo antes de partir camino a la universidad. Los que no sean padres aun, pensaran que melodramática esta esta mujer!!! los que tengan un hijo, no importa la edad, comprenderán que en ese momento vi tan cerca que mi horripilante adolescente, mi Gasnapiro amado, partiera de nuestro hogar para emprender vida propia...allí se volvería tangible aquello de que "los hijos uno no los cría para uno porque son prestados"

Hace apenas 6771 días, después de haber roto fuentes 25 horas antes, te tenía en mis brazos, eras mucho mas pequeño que el largo de mi antebrazo, parecías un bebe de foto Benetton, no llegaste a pesar 2 kg, pero de una fuerza increíble, apenas te sacaron de mi vientre te agarraste fuerte de la pinza con que seccionaban tu cordón umbilical para cortarlo, y así vivir nuestra primera separación, después de 8 meses de convivencia intima, un yo con tu constante, desde el mismo instante que te concibiéramos en aquel hotel de la base naval, debajo del puente que une Manhattan con Staten Islan.

Siempre pensé que eras de los chicos de la generación Andy, el personaje de Toy Story, recuerdo cuando abordamos aquel avión rumbo Aruba y justo antes de despegar interrumpiste el silencio de los viajeros y las oraciones de los mas temerosos a las alturas, y con el puño de la mano arriba como quien emprende vuelo propio gritabas " al infinito y mas allá", a todos nos invadió la risa, todos en el avión estábamos en tu nave intergaláctica, dispuestos a conquistar el mundo que encontraríamos apenas aterrizáramos, Dios de eso hace nada...

Te acuerdas cuando jugábamos a guerra de las galaxias montados en jet sky en Margarita, o la temporada que dejaste de dormir en mi cama para que te llevara a Disney?

Desde el momento que te pusieron en mis brazos fuimos amigos fieles, con momentos excelentes y otros no tanto, como aquella fiesta de Halloween el Mooresville, no voy a contar detalles pero te juro te quería poner a pan y agua después de aquella noche, a pan y agua de por vida!

Llevo a penas 162.504 horas, en este curso de vida por ti iniciado, el de como ser mama, como ser tu mama, como ser tan especial para ti como tu lo eres para mi y ha sido, sin lugar a dudas, el proceso de aprendizaje mas hermoso que he experimentado, donde tu eres mi maestro guía.

Hoy te escribo esto y tengo el corazón asustado, hoy te acompaño al aeropuerto, hoy te acompaño a volar sin mi, pero conmigo siempre a tu lado, hoy te ruego que me llames, no porque quiera controlarte, sino porque quiero que estés presente en mi aprendizaje en ser mama, cuídate mil consejos te he dado, sin embargo te voy a escribir algo que no quiero decirte en persona, porque me parece una osadía de mi parte, y no es que sea pretenciosa, pero mi amor no te enamores de París, no todavía, no es el momento, yo sé que es mucho pedir, vuelve pronto que aquí te espero, te esperamos, tu papa, tus hermanas y yo por que diantres , volvemos a ser cuatro y falta uno, uno que nunca ha faltado, mi pequeño bastón mágico, mi apoyo constante, quien me animo a salir de la ciudad que fuese mi casa, para buscar nuevas oportunidades, las que hoy sales a buscar por tus propios medios con una meta fija, un idioma nuevo. Pero y como no enamorarse de Paris? Como carrizo se me ocurre pedirlo?  Disculpa, pero es que soy mama mi querido hijo.

Y estas en espera, para pasar a otra sala, con tu moral de la computadora y tu equipo de esgrima en la mano, midiendo un poco mas de 5 pies 9 pulgadas y yo no puedo dejar de ver a un niño pequeño con mirada asustada, con tu morral multicolor, lleno de creyones, carritos y muñecos, a la espalda, con tu espada de pirata a cuestas, diciéndome, ya mami, vete ya, como este primer día que te deje en el pre escolar. Hoy, de lejos  creo poder ver, cuando piensas no te observo, que cierras el puño de la mano, lo levantas al cielo y con voz baja para que nadie te sorprenda en el gesto y dices, como hace muy poco tiempo ""mami no tengas miedo, al infinito y mas allá.... que  siempre, siempre junto a mis hermanas voy a ser el príncipe de tus sueños y desvelos, y la ciudad donde nunca pasa nada nuestro eterno punto de encuentro".

 
Si no lo dijiste, no pierdas el sueño, que igual así lo siento.


Dios te bendiga Jo querido, porque a partir de hoy ya no eres mi Gasnapiro...

 

 

martes, 4 de septiembre de 2012

La ciudad donde nunca pasa nada...

“No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas.
Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas.
Esto significa que vives.”
 
Frank Kafka.




Hace algún tiempo, la bautice " La Ciudad donde nunca pasa nada", debo confesar que con rabia, era mi protesta personal y abierta al vivir donde no quería, tanto verde había, que no podía distinguir un paso del otro.
 
Comenzar a convivir con la idea de ver a los venaditos, saber que hacia meses una mama oso se comía la basura con sus ositos, me daba la cínica impresión que estaba a un paso de convertirme en la versión morena y avejentada de rizos de oro… un algo así del qué paso después del "serian felices por siempre".
 
Así fueron sucediendo eventos en mi vida, que consideraba propios y ajenos a ese molesto contexto de tranquilidad absoluta, propios de una ciudad antipática que no dejaba que nunca sucediera absolutamente nada... Llegaron amigos nuevos a nuestras vidas, un trabajo sin buscarlo, viajes propiciados por mi oficina que me permitían ver un lado de la realidad educativa aquí en este país donde vivimos, consigo una persona que cuide a las niñas que lo único que le falto fue aterrizar en el techo de la casa con paraguas en mano y cantar súpercalifrajilistolicuesialidoso, de lo maravillosa que es, celebrar la comunión de mi niña de chocolate, su nacer como ceramista, nadadora y excelente estudiante, ver como mi dulce de leche era súper social y ocurrente, comprometida con su prescolar, verla graduarse en el prescolar, ser participe del ultimo ano escolar donde podría participar de mi Ganaspiro, asistir a su graduación, ver su rencuentro con el esgrima y preparar con el su pronta partida a Francia, aun así, para mi, aquí nunca, nunca, nunca pasaba nada.
 
Hace algunas semanas, el Gordo se enfermo, a las tres de la mañana se levanto con dolor en el estomago, medio dormida lo mande al baño (cuando lo escribo pienso en lo antipáticas y brujas que nos podemos convertir los amores de juventud de un pobre mortal como el ), por supuesto, siguió la sugerencia y a los minutos escuche mi nombre y un pedido de ayuda, pensé en un infarto, en llevarlo al hospital, al cercano o al que esta mas lejos? Desperté al Gasnapiro y le encargue a las niñas, la adrenalina a millón hasta que llegamos a la sala de emergencia...cuando se lo llevaron un bajón de todo y me encontré pensando que iba a hacer yo si el, la razón inicial de esta vida en una ciudad donde nunca pasaba nada, se iba....
 
Luego pasaron dos semanas angustiosas, con un diagnostico de pancreatitis, la responsabilidad de enviar a las niñas a casa de mi hermana, avisarle al resto de su familia, en compañía del Gasnapiro, y con su ayuda, cuidar al Gordo, decidir alimentarlo por sonda, ir y venir, venir e ir, sin horas marcadas, sin rutinas planeadas y aquí, seguía sin pasar nada...
 
Hace un par de días descubrí una nota de internet invitando a una muestra de unos dibujos de Picasso, imaginen ustedes a donde habían ido a parar los dibujos del autor de la Guernica! A un sitio donde nunca pasaba nada, en mi mente se comenzaron a pacificar todas las figuras de tan importante cuadro, como sentándose en una acera esperando ver pasar lo que nunca sucedería, en estos tan insípidos parajes donde no pasaba nada. Invite a los miembros de la familia, los mas jóvenes declinaron, el gordo acepto acompañarme, quizás mas por agradecimiento por los días pasados que por verdaderas ganas de ir.
 
Camino a la exposición, nos dimos cuenta nos alejábamos de la ciudad, nos adentrábamos a la montaña, llego en numero de la edificación y solo un terreno baldío se divisaba, con un diminuto cartel que anunciaba " Yeux du Monde " (los ojos del mundo). En ese mismo instante me asalto la idea de que los ojos del mundo podían estar posados en cualquier sitio menos allí, que los habitantes de la Guernica, no podían cambiar la inmortalidad de su ser, por esas montañas llenas de venados, garrapatas, pájaros y osos, eso por no entrar en mas detalles.
 
Aun así, insistí en seguir el camino de tierra, sin bajarnos del carro claro esta, subimos una vereda que parecía un túnel vegetal, que nos impedía ver el cielo o lo que es peor impedía al cielo nos viera, garantía indudable de que nunca sucedería nada. Pensé, en secreto, que Picasso nunca querría ver como duendes de camino montañoso a los protagonistas de sus dibujos, el gordo quería regresar, a lo que le replique mil veces, hasta al final acceder con la sentencia que volvería sola, porque allí, total, nunca pasaría nada, siguió camino y el túnel mágicamente se abrió, estábamos en la cima y en primer plano un establo abierto, medio en risas le dije seguro es allí, seguimos la ruta y se apareció imponente una edificación moderna, tres paredes soportaban una cuarta de vidrio, en el fondo una casa de una planta con terminado en mármol, a su izquierda una torre en forma de cúpula, que cual observatorio te obligaba prestar atención al fondo, a esas montañas que a distancia siempre están azules, ese día mas azules que nunca porque se avecinaba lluvia.
 
Era un espectáculo lleno de magia, ya el carácter de los protagonistas de los dibujos o el deseo de su autor pasaban a un segundo plano, en uno de los ventanales el rostro de un caballero nos señalaba, con sonrisa en labios, que bebíamos ir al edificio de pared de cristal y así lo hicimos, era una experiencia imponente que te obligaba al asombro, al asombro propio del quien piensa que a su alrededor nunca pasa nada.
 
Ya en la puerta, mis ojos se posaron en dos dibujos, uno en negativo del otro, "Bagneuses sur la Plage", y un viaje en la memoria a algún libro donde ya nos habían presentado y a su lado un dibujo inmortal, como lo eran todos los expuestos, pero este es uno que te acompañan desde que estudias arte en bachillerato y estaba allí, en ese edificio imponente con nombre pretencioso, en idioma ajeno para los habitantes de la ciudad donde nunca pasa nada y para mi que mi vida se había convertido en un constante irrespeto al concepto de cotidianidad, les hablo de " Grand Air", ahora tenia la certeza que Picasso no solo quiso que sus personajes visitaran estos parajes sino que a través de su escritura nos visitaba también, quizás atraído por la antipática idea de un lugar donde nunca, nunca pasara nada.
 
En ese momento, me percate que lo que vivía era único, que observaba lo que quizás no tendría la suerte de volver a ver, ese era uno se esos instantes que quedan solo en tu memoria donde admirando algo te ves, ves lo que te rodea y a su vez ves las montañas que hacen de escenario, montañas que despectivamente siempre pensé que envidiarían a mi Ávila si lo conociesen, ya que ninguna poseía sus verdes; montañas que, en ese instante percate querían tener identidad propia, para reclamar espacio en mi memoria, como esa ciudad que con su nunca pasar nada me daba la oportunidad de metamorfosis segura, para pasar de ser simplemente extranjera en experiencia previa, en lugares remotos, capaz de compartir, sin esfuerzo mis vivencias.
 
Una mujer, menuda de presencia muy agradable, se nos acercó y, muy amablemente, nos comenzó a hablar de Lidia Gasman, una profesora de la universidad, fallecida recientemente, que dedicara su vida profesional al estudio de Picasso y su obra, y sin darnos cuenta tomaron protagonismo sus cuadros amen de alguno de los cuadros de sus discípulos y amigos, que acompañaban la muestra.
 
Al salir de ese edificio me embargo una sensación de reconciliación total con mi contexto, el que nunca perderá, ni en mi ni en los que me conocen el nombre de "la ciudad donde nunca pasa nada", pero que en ese instante se desproveía de la intención de burla y adquiría una actitud de eterno y personal agradecimiento.
 
Quien me diría, en mis años de primera juventud, que seria Picasso y sus bocetos los que un día me harían entender que, aun sin pasar nada, tu propio yo podía ser el protagonista del mas grande de los cambios, el propio, quien predeciría que en la vida no es el contexto el protagonista y  que solo me daría cuenta un día, minutos antes de comenzar a llover, ante los ojos del mundo, cobijada en su apacible silencio y de la mano de quien, por estos días, me ama.

jueves, 22 de marzo de 2012

Puntos y vida.....

“…no puedes conectar los puntos mirando hacia adelante;
sólo puedes conectarlos mirando hacia atrás.
Así que hay que confiar en que los puntos de alguna manera se conectarán en tu futuro.
Tienes que confiar en algo -- tu instinto, destino, vida, karma, cualquier cosa...”
Steve Jobs.



La vida no es color rosa y lejos de ser una soñadora, que cree en castillos y príncipes, siempre me he caracterizado por ser realista, rayando en lo pesimista en algunas no pocas ocasiones.
Hace algunos meses, vi el discurso que Steve Jobs le diera a unos graduandos en la Universidad de Stanford y debo reconocer que en esa oportunidad me parecieron acertadas las palabras que dedicara a ese grupo de graduandos, sin embargo nunca me imagine, tiempo después, aplicándolas a mi, menos la parte de los puntos…
Venirnos no fue sencillo, y no me canso de decirlo, fue la puesta en la escena de mi vida la práctica de la renuncia constante con la promesa de algo incierto. Mi vida familiar no siempre viento en popa, con la exigencia de mi dedicación exclusiva, nuestras finanzas dando tumbos, el gordo sorteándose, en medio de esta hecatombe económica, de trabajo en trabajo, todos con un punto en común, lo malo de su remuneración, ahorros invertidos en el pago a acreedores que otrora fueran cercanos y hasta familia, pero que ante la caída entraron en pánico y, nos devolvieron los momentos gratos vividos en conjunto, exigiendo urgente pago, antes que las cosas se pusieran mas color de hormiga.
Los cambios de residencia, desde entonces han sido permanentes, de casa alquilada a casa alquilada, reflejo perfecto de la inestabilidad e incertidumbre al plantearnos un mañana planificado. Algún que otro amigo asombrado…”un miembro de la familia de tu esposo, viviendo al día, con déficit y alquilado?” Pues si, eso es nuestro día a día, unidos a la molestia de sentirnos fracasados y montados en una empresa no sustentable en el tiempo.
Sin embargo pocas semanas atrás me toco creer, porque lo veía, veia como se conectaban mis puntos, esos mismos a los que Steve Jobs se refería en aquel discurso, y hechos que no tenían sentido, ni relación, se fueron alineando ante mis ojos mostrándome un mapa que aun observo maravillada, incrédula. Y es, de esos precisos puntos conectados de los que les quiero hablar…
Cuando Luis se fue a trabajar a Virginia, se fue solo, nos visitaba los fines de semana, entre muchas razones fue porque no le apostábamos a la estabilidad del trabajo, un pago insuficiente hizo las cosas bien cuesta arriba, a veces no había para completar la gasolina de la semana y aunque contábamos con el apoyo incondicional de mis padres y mi familia, las ayudas y los apoyos siempre tenían un limite impuesto por nosotros mismos.
Así las cosas, vino la mudanza a Virginia, de la cual yo renegué aun después de realizada, la ciudad de cara aparentemente simpática, me parecía hostil y esa calidez que encontré en Carolina del Norte en familia, mi hermana y mi cunado que también la estaban pasando negra, en amigos y vecinos, me parecía irremplazable. Pasaron los meses y un poco por depresión un poco por estrechez económica me fui haciendo presa de estas montanas, de este valle que me desagradaba, me fui haciendo rehén de mi tristeza.
A todo esto había que sumarle los dos últimos años y medio, con mi Nina de Chocolate y la búsqueda de respuestas al por que se me apagaba a la hora de aprender, tareas interminables y renuencia a ir al colegio donde tanto la querían. De nuevo quien nos saco las patas del barro fueron papa y mama con su respaldo económico y apoyo de conocidos que sabían de la materia, finalmente se pudo medicar a mi pequeña y encontrar así el camino sobrellevar, no sin angustias y sobresaltos, ese episodio.
Con todo este panorama, como no estar molesta y enojada, así que comencé a tomarme ciertas escapadas al mercado de los granjeros, a veces solo a pasear y tratar de encontrar sentido a la vida que llevaba y que nunca había planificado, no así…
Un sábado de septiembre, encontré un puesto de sombreros de lana, hermosos por cierto, y comencé a hablar con su dueña, quien era de New York, pero quien hablaba un español bastante bueno, sin darme cuenta le resumí mi angustia de vivir donde no quiero, por huir de un sistema político que tampoco quería, de problemas económicos y lo secuestrada que me sentía en casa, que me iniciaba en la posibilidad de pensar en trabajar, ya que finalmente Julia comenzaba la escolaridad regular, pero que no sabia en que o como para que era buena, que me sentía como Manolo el camarógrafo de “Cloudy with a chance of meatballs” quien a lo largo de la trama se descubre como un inmigrante piloto y medico, si mal no recuerdo, pero que al salir de su país, para sobrevivir, le aposto a reinventarse de camarógrafo. La Sra. en cuestión me escucho paciente y al finalizar mi letanía, me dio su tarjeta con un numero al reverso acompañada de un consejo “ llama a este numero que, no siempre, pero de vez en cuando necesitan gente calificada para trabajar en un proyecto, dales mi nombre como referencia” mas nunca la he visto. El lunes siguiente, llame sin falta y por no dejar di mis datos y el nombre de quien me recomendaba, al colgar guarde ese evento en mi olvido, tapizado con todos mis pesares…
Paso el tiempo y un día, un vecino hindú me comento que a la vuelta de la esquina vivían una familia de Venezuela, ellos trabajaban en la universidad desde hace años, fue como un rayito de luz a mi desdicha. Poco a poco nos fueron integrando a su grupo de amigos y a su propia familia y ya el no querer estar aquí estaba tomando una cara distinta, aunque mis angustias continuaban.
Hace un mes, los puntos comenzaron a conectarse con un e-mail de la Escuela de Educación de la Universidad de Virginia, donde me preguntaban si aun estaba interesada en una posición en el proyecto de Pal’s en español, mi cabeza dio mil vueltas, había buscado como tutora de español, asistente en una oficina jurídica, catering, pero en UVA no que recordara, aunque había hablado con mi amiga venezolana las ventajas que ofrecía y la posibilidad de encontrar cierta estabilidad ingresando como staff, pero de allí a aplicar y no recordarme, un trecho largo andaba.
Repentinamente vislumbre la mañana de los sombreros, era la única explicación, asistí a la entrevista incrédula, aunque ya había buscado de que se trataba el proyecto, y hasta le llegue a preguntar a quien me entrevistaba si eso era parte de la universidad, su cara fue un poema, seguramente como el poema de la mía en la entrevista, alguien en la oficina me llego a explicar que los encargados en reclutar personal para el proyecto, a ultima hora, decidieron no publicar las vacantes y tomar alguna lista de recomendados por otros asesores que tenían guardada, lista en la que estaba mi nombre avalado por quien, hasta ese momento creía yo, era solo la sombrerera.
A las dos semanas, ya estaba recibiendo entrenamiento y mientras los minutos pasaban mi incredulidad aumentaba, Pal’s en español es un programa creado para detectar las deficiencias en la lectura en niños con problemas de aprendizaje cuya lengua madre era el español y así facilitar al educador el diseño de estrategias de enseñanzas personalizadas para ese pequeño que requería una asistencia diferente a la del resto del grupo. Dios mi respuesta!!!! Esa que buscaba desde hace casi tres años estaba allí, en la ciudad hostil, en esos habitantes tan peculiares y no fue que la encontré sino que ella me busco a mi, en el mercado de granjeros, en mi correo, dentro de mi computador, con nombre y apellido. Una respuesta que me decía que estaba dispuesta a pagarme por tener la experiencia de aprender y entender lo que le pasaba a mi hija, a mi Niña de Chocolate, ya no como mama, sino siendo parte de un equipo de campo que viaja por todo el país, buscando detectar y evaluar esos casos, que hasta hoy pensaba desasistidos. La respuesta me encontraba, no solo para satisfacer mis cuestionamientos sino para darme la oportunidad de reinventarme, en un área que conocía desde otra perspectiva, la respuesta me decía, en mi itinerario, que el colegio de mi hija participaba en el piloto.
Así, lo que fue renuncia se convirtió en reinvento y compromiso con quienes aunque solo con los míos ya había trabajado en los últimos años, niños, así fue como esta ciudad me comenzó a regalar otra cara, así fue como la posibilidad a largo plazo, conversada con mi amiga venezolana se hizo realidad, así fue como me di cuenta que mi amiga y el vecino hindu eran unos de esos habitantes que yo consideraba “particulares” y que aunque no lo había querido ver, ya se habían acercado hace tiempo para darme la bienvenida, asi termino mi invierno y se inicio mi primavera, todo esto sin pensar, sin proponérmelo, sin confiar en que los hechos, buenos y malos, se conectarían, como puntos, dándole sentido a mi estar aquí por estos días….
Instinto, destino, vida, karma?
Yo prefiero pensar, aunque asombre a muchos, en que Dios y la Virgen me guían.

jueves, 19 de enero de 2012

“Si vas a ser, debes empezar por asumir la responsabilidad.
Tú eres el único responsable de cada momento de tu vida, para cada uno de tus actos”.
Antoine de Saint-Exupery


Casi un año sin aparecerme por aquí…por qué? La verdad no sabría decirles, la necesidad de relatarles lo que me sucedía, como madre, como extranjera seguía latente, sin embargo mis ideas no eran del todo claras.
Durante estos meses, el gordo comprobó estabilidad laboral en Virginia y con ello, el plantear la mudanza a una nueva ciudad no se hizo esperar…Dios como odio esa situación!
Esta sensación de desarraigo me mata, quienes me conocen lo saben, amen que me sentía tan cómoda en Carolina del Norte, creía haber encontrado EL SITIO, no tan lejos de lo que fue mi casa (Venezuela), cerca de mi familia, mi hermana, y con la constante de encontrar personas que al pasar de los días que pasaban a ser parte de mi entorno, sin necesidad de invitación alguna, a las orillas de un lago, que sin ser el mar nos invitaba diariamente así fuese a contemplar el vaivén de sus aguas.
Trece anos atrás, para mi, EL SITIO era natural, venia con el solo hecho de nacer en un lugar, criarte allí, no importando si accidentalmente te veías obligado a vivir lejos, siempre de forma temporal. Hoy, EL SITIO es una idea vaga, un deseo, una meta a mediano o posiblemente a largo plazo.
Lo que me aterra, es ver a los míos tan acostumbrados a los cambios de habitad, nada se alteró, una vez instalados en nuestro nuevo destino cada uno de los cuatro restantes se dedico, de acuerdo a sus posibilidades, a hacer suyo los espacios que eran del todo novedosos. Así , a los pocos días la casa estaba llena de los chicos de la cuadra, visitando a mi Niña de Chocolate y de su mano mi Dulce de Coco, El Gasnapiro, estaba en lo suyo, descubriendo cuales eran sus posibilidades, no estaba molesto en lo absoluto, el Gordo feliz, casi un año viviendo durante la semana sin nosotros , viajando los viernes 4 horas para llegar a casa, casa que sentía sumaba días y experiencias sin el y yo…yo observaba admirada, extrañada, era como ver una película donde simplemente no me quería involucrar, el rechazo a los nuevos parajes fue inmediato, veía una ciudad hermosa, incrustada en medio de las montanas, con gente amable, pero distante, tan distante como ahora el mar, a cuatro horas de distancia de nuestro nuevo “hogar” Charlottesville V.A.
Seis meses han pasado de esta nueva ruptura, ocupada en mi día a día, he distraído mis añoranzas; la visita de los míos, el encontrar nuevos y maravillosos amigos que poco a poco se hacen parte obligada y placentera de nuestro espacio…sin embargo, existen momentos, quizás de lucidez, donde descubro que lo que extraño no es del todo la ciudad que recién acabo de abandonar, sino aquella que se rendía a los pies de una montana silente, que todos los días me regalaba matices distintos de mi color favorito, que los amigos que encuentro durante mi recorrido, que tienen presencia propia también son, de una forma u otra la reafirmación de aquellos que deje hace casi 9 anos, en un tierra llena de promesas y victima de tantos desencantos, espacios y personajes que día a día se hacen mas distante de mi cotidiano.
Ayer les dije a algunos que apostaría a escribir de nuevo, retomar el blog, sin promesas, solo con la intención ser acompañada por quienes lean y, esta mañana, mientras lo hacia, un amigo publico en Facebook una canción hermosa, de un grupo que siempre me encanto y que no se porque era en resumen lo que quería decirles, que estoy aprendiendo a vivir, estoy aprendiendo a volar… Transmisión de pensamiento o es que todos estamos en eso?

miércoles, 20 de abril de 2011

Carta a U

Querida U:

Encendí la computadora, y entre mi correspondencia encontré tu e-mail, con esa pregunta cargada de angustia, que me lleno de tristeza, “Que va a ser del Perú si un discípulo de Chávez gana?”.
Mi respuesta es simple, no se amiga, no soy adivina.
Pero si te puedo narrar lo que paso en Venezuela, después que cometimos el error, en mi humilde opinión, de creer que un outsider vendría a redimir todas las torpezas de una dirigencia política que no escuchaba a sus gobernados.

Por aquellos anos, ser político era razón de vergüenza, así como reclamar nuestros derechos ciudadanos, una perdida de tiempo que ninguno de nosotros estábamos dispuestos a asumir, así surgió una persona, sin preparación alguna para la gerencia publica, con un programa de gobierno, que algún tiempo después muchos evidenciaríamos que eran un saco de promesas imposibles, ya que no había un plan establecido para cumplirlas. Se comercializo una figura, que se hizo publica de la nada, sin un corte de pensamiento definido, o por lo menos abiertamente conocido. En pocas palabras, la mayoría, de los pocos venezolanos que votamos en aquellas elecciones, compraron un producto fatuo, a quien le dimos las riendas de una nación, quizás porque en aquel entonces no teníamos claro que tanto el concepto de nación nos incumbía.
Ganadas las elecciones, los que no votáramos por el, pedimos a Dios iluminara a ese hombre que seria Presidente, y así le dimos un cheque en blanco para que reparara lo que no habíamos entendido que era nuestro día a día, cedimos espacios, de la noche a la mañana a quienes éramos calificados con adjetivos peyorativos, por parte del Presidente, bien por tener cierto grado de instrucción, ciertos logros económicos o simplemente el reconocimiento publico por una buena labor realizada, fuimos segregados, no podíamos pasar por ciertas plazas o zonas de la capital, en otros casos hasta despedidos de la administración publica, se estaba instituyendo un apartheid a cuenta gotas, que poco anos después se haría descaradamente.

Poco a poco, perdimos el control de lo que era nuestro, como por ejemplo el que los venezolanos no pudiéramos disponer de nuestro dinero en moneda extranjera, sin pedir permiso al Estado y obligados a subrogarnos de forma automática al monto otorgado por el mismo.

Hoy en día, mi amiga, te paseas por las calles de Venezuela y no encuentras a un padre que no se despidiese de un hijo porque se fuera del país, no te deja de llamar la atención los anaqueles de las farmacias y supermercados vacíos, ves con curiosidad el terror de las madres cuando los hijos piden permiso para salir en la noche, por una emergencia o a divertirse, por miedo a que sean victimas del secuestro, robo o simplemente muertos porque tenia algo que tu les regalaste y quien fuese su victimario lo deseaba.

Poco a poco, el Presidente en nombre del Estado, nos fue quitando ciertas propiedades, por ser de importancia táctica, en principio, por abierto capricho ya por estos días.

Los que pudimos salimos del país, por temor a la delincuencia, que en la practica es el verdadero brazo armado de este modelo de “cambio político”, salimos porque no queríamos que nuestros hijos fuesen discriminados, salimos por temor al adoctrinamiento escolar de ellos, salimos para buscar un futuro que nuestro país se nos había cercenado.

En la actualidad, son muy contados los lugares en el mundo, que no cobijen a un venezolano que no pueda pronunciar el nombre de su tierra sin la tristeza que provoca saber que un país hermoso, con un futuro promisorio, hoy es una tierra erosionada por la ignorancia de quien lo dirige y la ambición de unos pocos.

U, los venezolanos subestimamos a Chávez, y a sus seguidores, por aquello que no tenia plan definido, pero hoy me doy cuenta que mas que “sin definir” en realidad el plan era desconocido para nosotros, la gran mayoría, y no lo digo porque tratara de engañarnos e instaurar una doctrina política que nos disgustara, te sonara extraño, sino porque arropado con la bandera socialista, comunista o cualquiera que fuese propicia para un momento internacional determinado, escondió la ambición económica de un grupo que le apaño los desmanes y ambiciones de estadista de quien nunca lo seria, el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías.

Así las cosas, en Venezuela, el nuevo poder político, hoy en día practica el mas salvaje de los capitalismos de Estado y predica, de dientes para fuera, a un puñado de seguidores hambrientos de esperanzas y comprado con promesas, un caminar hacia un extinto comunismo.

Hace un par de días, me preguntaba la pediatra de mis hijos, “que fue lo que les hizo llegar aquí desde Venezuela?” y un silencio terrible se adueño de la sala de consulta, mil imágenes se adueñaron de mi mente (mis padres, EL Avila, mis amigos, el hablar a diario el castellano, entre muchas mas) y las lagrimas inundaron mi mirada y con ella se desnudo mi alma, y con voz entrecortada, haciendo mucho esfuerzo, logre pronunciar tres palabras “un error colectivo”.

Te quiero mucho, tu siempre amiga,



Ingrid

miércoles, 5 de enero de 2011

Mi vida

“La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil,
que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse.”
Ernesto Sábato.



Dos veces en una semana, de distintas formas, pero en el fondo las mismas preguntas…Primero, Ernesto, me pide le escriba de mi, de mis anhelos. Luego mi buena amiga, prestada por el Gordo, Agnete, también me escribe, preguntando si toda mi creatividad esta enfocada en algo, un negocio tal vez?.

Dios!!! Ambas notas movieron mis realidades y, como un volcán que se encontraba dormido, comenzaron las preguntas y con ellas la erupción.

Siempre pensé que, cuando te dedicas a los hijos y llega el momento que estos se van, la vida debe quedar como vacía y que por eso una debía desarrollar alguna actividad paralela, siempre lo pensé y siempre se lo dije así a mi mama, culpándola de estar en casa, de no tener sueños propios o mejor dicho de no soñarse a si misma, de no proyectarse en el futuro, así mismo como hoy lo estoy yo.

No siempre fue así, antes, antes de venirnos si tenia una vida propia, pero es que acaso no la tengo ahora?

Cuando llegamos de Venezuela, puse una pausa, mientras mi niña de chocolate, entraba a la escolaridad regular, cuando eso paso me di cuenta que estaba por llegar mi dulce de coco, mientras mi gaznápiro, a pesar de estar creciendo y haciéndose mas independiente mas requería que estuviera allí, aunque silente, sin hacer bulto, como en algún momento mis chiquitas también lo necesitaran.

Los años han pasado, y el botón de la pausa todavía activado, pero mientras vivo, vivo por ellos y a través de ellos, justo como se supone no debe ser, justo como culpe a mama de hacerlo, es mas, a esta hora no se donde encontrarlo, como si me hubiesen cambiado el modelo y necesitara tiempo, ese mismo que pasa, para encontrar al botón o debería decir a la función de pausa porque ya botones no existen y si los hay, están por desaparecer.

Y releyéndome, me doy cuenta, que estos relatos a pesar de ser por ellos, ya que por ellos soy madre y por estar aquí extranjera, son en realidad de mi, son mi propio espacio que he creado de forma inconsciente, porque aunque la idea era contarles mis experiencia con ellos, a la corta o la larga, siempre les quería era hablar de mis vivencias, de mis inquietudes, de mis anhelos; quizás estaba buscando, sin saberlo, donde colocar tanta creatividad acumulada, quizás para entre líneas descubrirme a mi misma y arar así un camino paralelo, propio y no pasar a la historia como la mama que solo les leía e inventaba tareas divertidas, pero, a la corta o a la larga, eso es cotidianidad y es mía.

Así las cosas, y por lo irónica que es la vida me doy cuenta que ya forma de vivir, volcando en ella toda mi creatividad, esta elegida y que para aprenderla no necesito que se extinga.