jueves, 9 de diciembre de 2010

Shalom David...

El día que supe de tu muerte, todavía no había ocurrido, esa llamada fue para avisarme que se aproximaba.
El día que supe de tu muerte, revise mi vida hasta hace un poco mas de un año atrás cuando nos dimos ese abrazo largo y sin palabras a sabiendas que era el ultimo que nos regalaríamos.
El día que supe de tu muerte, me di cuenta que en cada momento importante estabas tu como parte de la familia, como ese tío que la vida me regalo el día que papa y tu se hicieron amigos.
El día que supe de tu muerte, llore mucho y le comunique a los míos la proximidad de tu partida, me impresiono mucho el llanto de mi hijo, su amor por ti nunca lo había compartido.
El día que supe de tu muerte, le pedí a Dios que no te hiciera sufrir mas que dejara que pronto perdieras esta batalla, porque la guerra de la inmortalidad la habías ganado con la forma en que llevaste la vida.
El día que supe de tu muerte, enfrente la idea de que ya no estarías y me di cuenta que era mentira, que en mi corazón y el de los míos siempre, siempre te perpetuarías.
Por todo esto, he decidido borrar de mi memoria ese triste día y recordarte siempre con tu parca sonrisa, tu hablar pausado, tu prudente presencia y la bendición que siempre me diste en el momento de una corta despedida.
Shalom, mi querido David, segura estoy que estas en paz con Dios, no importando si es el tuyo o el mió, la bendición David, seguro que esta petición ya no la escuchas, pero se que igual me la darías. Te quiero mucho David, y eso es por siempre, al igual que a cada uno de los tuyos.
El día que supe de tu muerte, escribí estas líneas porque sabia que cuando ocurriera sin palabras me quedaría.
El día que ocurrió tu muerte, con esa llamada de voz débil con la que papa me la anunciaba, cerré los ojos y le di gracias a Dios porque no merecías tanta agonía…

domingo, 3 de octubre de 2010

Cinco y faltan cuatro!!!!!

“Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.”
Antoine de Saint-Exupéry



Yo estaba muy molesta, tantas vueltas para al final hacer lo que nos habíamos prometido hacer mas temprano…Mentira, estaba con ganas de llorar pero quería ser fuerte ante los niños, por eso al final discutí contigo, pero así no comienza esta historia…

Cuando era pequeña y mama nos dejo ir al colegio, solas y a pie, siempre me llamo la atención como pasábamos día tras día por los mismos lugares, que estos tenían los mismos olores, que el tiempo se repetía una y otra vez, por semanas, por meses, por años. Siempre me pregunte si la vida seria así, si siempre estaría en “El Paraíso”, así se llamaba la urbanización donde vivíamos por aquella época.

El tiempo paso y llegue a la Universidad, tenia que cruzar la ciudad, de punta a punta, toda una aventura! Pero, al paso de los meses, igual, seria allí lo mas lejos que llegaría?

Me case, la primera vez, lista para partir a vivir al extranjero, pero solo por dos años, como una pequeña barca con el ancla asegurada, entonces no veía el momento de volver atrás a donde había transcurrido mi monótona vida.

Regresamos con un niño en brazos, y en mi interior sabia que las cosas no serian para siempre o hasta que la muerte nos separara, así que construí mis rutinas en esa ciudad que conocía , al pie de esa hermosa montana que cobijaba mis sueños y pintaba mis días con diferentes tonos, con la promesa de nunca repetir el colorido que me ofrecía.

Pasado los años, me reencontré contigo, nunca fuiste mi amor de juventud, pero me robarías el corazón ya en edad adulta, lo primero que hicimos fue asegurarnos que, aunque las rutinas cambiaran allí seguiríamos rendidos ante ese sultán que era nuestra montaña.

Muchas cosas pasaron, muchas experiencias vividas nos hicieron tomar aquel avión “un paso sin marcha atrás” repetirías día tras día, aun hoy yo siempre guardo una pequeña esperanza, que no son del todo ciertas tus palabras.

Nos propusimos tratar de vivir cerca de casa, pero al pasar los años ya lo que conocíamos como casa, aquel pie de montaña se habría disipado en nuestras intenciones, por lo que levantamos vuelo, mas allá de los pantanos, y decidimos ser súbditos de una ciudad Reina, a orillas de un hermoso lago.

Aquí estamos tratando de soltar raíces, de hacernos referencias, creándonos arraigo, pero falto el trabajo y la necesidad nos llevo hoy a separarnos, cruzamos esa cadena de montañas que describiera Mariela cuando era mi profesora de geografía, Las Apalaches cordillera lejana a aquella pequeña montaña que es la reina de mi infancia. Te deje en un valle mucho mas grande que el de Caracas, para ahora a tener dos casas, una con los niños llena de libros, juguetes, fotos y recuerdos; otra, donde te quedas a dormir, durante la semana, sin nosotros. No se si te diste cuenta pero, este fin de semana los cinco, y como perros, tratamos de definir nuestro territorio, de dejarte risas y buenos momentos, la promesa que todo seguiría igual que cuando estas en casa.
Esta mañana me despedí de ti, con el llanto en la garganta y el disgusto en mi hablar. Te vi por el retrovisor del auto, triste como yo estaba, seque mis lagrimas y les dije “Niños, a partir de hoy, ya no existen ni lunes, ni martes, los días de la semana como cuando nos cortamos las uñas, cinco y faltan cuatro, cuatro y faltan tres, pero no para terminar sino, para ver a papa”.

Ya llego la noche, yo aquí y tu allá, era hora de dormir y encendí la computadora para contarte esta historia y decirte que te extraño y extraño tus almohadas. Al final no se si estas líneas tiene sentido, pero si tengo la certeza las razones tenia El Principito cuando con voz inocente nos sentenciaba que “Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos”, no te parece?

sábado, 25 de septiembre de 2010

Cuando la memoria me acompaña no me siento tan extranjera

Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
-
Jorge Luís Borges




Si les cuento que, mi memoria se ha convertido en mi presente?
Si les digo que, he viajado en el tiempo hasta llegar a cuando era niña?
Si confieso que, todos los días, como cuando era pequeña, me siento en ese patio donde hacíamos el recreo en el colegio y allí converso, con la experiencia de hoy, con mis amigas de niñez?
Si les juro, que parte de esos espejos rotos y formas inconstantes, se han rearmado en mi memoria y me hablan constantemente en el presente?
Si les pregunto todas estas cosas no es para confundirlos o despistarlos, es porque me esta sucediendo, todos los días después de tomar a mi colombianito entre mis manos, llamar a mi mama y mientras hago tiempo para llamar a mi hermana, recibo los buenos días de personas que hace mas de 20 anos todos los días me lo daban, somos 18 en total, todas mujeres, en común… estudiamos juntas en el colegio, cada una con su vida distinta, sus angustias particulares, unas casadas, otras solteras, algunas con hijos unos grandes y otros pequeños, con angustias diarias distintas, con situaciones geográficas no comunes, usos horarios, en principio irreconciliables, casi todas simplemente ajenas a la realidad de las otras, pero desde hace algunas semanas y aunque en un espacio virtual 18 personas nos hemos empeñado en el reconocimiento de la otra, nos hemos dado el tiempo para decirnos que nos queremos mucho, que tenernos en alta estima no es cosa de ociosos.
Desde hace algunos días nos estamos redescubriendo y develando con orgullo esas canas que no teníamos cuando el destino nos cruzo por primera vez.
En ese espacio virtual, que me brinda la tecnología, nos aconsejamos, quejamos, repartimos recetas de cocina, reímos a carcajadas suelta, mostramos orgullosas a nuestras familias, pero lo mas importante de todo es que nos hemos demostrado que aunque el tiempo pasa, y no en vano, la esencia de cada una de nosotras es la misma, que los recuerdos no han deformado la realidad, que ella sigue allí y lo mas hermoso de todo es que estamos dispuestas compartirlo.
Hoy, quería decirles que tengo un reencuentro diario con mis amigas del colegio a través de mi B.B, quien lo diría, yo que no entendía ese bicho, que se lo peleaba a mi Gaznápiro favorito.
Hoy, les quería confesar que adoro la tecnología, que me ha acercado lo distante en el tiempo, que hace que mis arraigos me acompañen, me despierten y también me den la buenas noches.
Hoy, no me siento tan extranjera, o por lo menos tengo la certeza que no soy la única que se siente madre extranjera, mujer extranjera, persona extranjera de una realidad que no termina de asimilar pero que siempre esta dispuesta a compartir…

miércoles, 8 de septiembre de 2010

martes, 7 de septiembre de 2010

Mi ultima primera vez.

“Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Sin embargo...
en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño,
perdurará siempre la huella del camino enseñado.”
Madre Teresa de Calcuta



No es un juego de palabras, es simplemente unos de esos muchos privilegios que tenemos aquellos que somos padres mas de una vez…
Sonó el despertador, y ambos sabíamos que era un día muy especial, como parte del engranaje de un motor perfecto, comenzamos a realizar nuestras rutinas matutinas. Cuando nuestro Gaznápiro y nuestra Niña de Chocolate partieron al colegio, nos vimos las caras y así comenzamos el rito, con la nostalgia que nos regalaba la conciencia de que seria nuestra ultima primera vez.
Nunca les he mencionado a mi Dulce de Leche, ella solo tiene tres añitos, pero en todo momento nos ha demostrado que siempre nos impondrá su independencia…Supe que la tenia en mi vientre tres meses y medio después de su concepción, cuando ya el embarazo estaba mas que bien encaminado y a pesar de ser considerado un embarazo de alto riesgo, les juro que fue el mas despreocupado de los tres.
Al contrario de su hermana mayor ella, no se anda entre ramas, nada de besos ni abrazos que no sean necesarios. Hoy fue su primer día de colegio , y con el se consumía esa sensación de pequeñita y dependiente, que solo en nuestras mentes de padres existía.
La despertamos, con mimos y besos, le dimos su leche matutina, luego un desayuno con cereal y fruta (no mezclados porque no le gusta mojado). Mientras yo terminaba de arreglarme Luís Eduardo le cepillaba sus dientecitos y la ponía hacer pipi y pupu, un grito asalto nuestro silente ritual, “Papi I did it”, ambos fuimos corriendo le cantamos y bailamos la danza de lo lograste; nos vimos las caras sonreímos y volvimos a los pasos que hace años sin decirlo habíamos convenido.
Entre los dos la vestimos, Luís saco del cartoncito los lacitos nuevos, yo la peinaba con devoción, fotos de cada uno de los momentos, para que nunca se nos olviden, aunque hoy se que son para recordárselo a ellos, porque pasaran los anos y esas imágenes siempre estarán en mi memoria.
Ya en el carro, le pregunte: “ estas nerviosa? Y ella contesto: “Yo no, pero tu si”. Llegamos y allí la dejamos, estaba radiante y bella, con su morral nuevo y su nueva lonchera, la tomaron de la manito y ni se despidió, yo llore como mis dos primeras veces anteriores, me fui a casa a esperar que terminaran esas cuatro interminables horas.
Llegado el momento, fui a buscarla y así terminar lo que nunca mas se repetiría en casa, ella me vio y se lanzo a mis brazos, llorando desconsolada, yo me sorprendí invadida de una sensación de satisfacción inconfesable y con orgullo, le pregunte: “Por que lloras mi amor? Me extrañaste?” Y ella entre sollozos me dijo: “No, es que no quiero dejar el salón de clases”…

martes, 31 de agosto de 2010

El Profesor Brito.

“-¿Quién mató al Comendador?
- Fuenteovejuna, Señor
-¿Quién es Fuenteovejuna?
-Todo el pueblo, Señor.”
Lope de Vega.




No se como comenzar…
Tenia tiempo sin escribir y, cuando inicie este blog me dije que trataría de escribir temas que formaran parte de mi cotidianidad.
Pero,…como mantenerme en silencio ante la muerte de alguien que sus circunstancias son las mismas que representaron una vez mi cotidianidad y, que llegado el momento, fue una de las razones que me monto en ese avión para ser lo que soy a través de estas líneas “una madre extranjera”? Como permanecer silente ante una decisión que amerita mucho valor?
Hoy, cuando escuche la noticia, pensé que de una forma u otra, todos somos el Profesor Brito, un ciudadano pisoteado en sus derechos, burlado y ridiculizado ante los que quiere por quien ejerce el ejecutivo, y no voy a discutir aquí si de forma legitima o ilegitima.

Sin embargo, existen insalvables diferencias con este ciudadano y el resto de nosotros y una de ellas es la forma de enfrentar los problemas y quizás, y lo reconozco con vergüenza y lagrimas en los ojos el coraje y la convicción al defender sus derechos, la esperanza de ser escuchado, quizás su inocencia, esa que perdimos o a la que le sobrepusimos nuestros temores, nuestros intereses, nuestros afectos, en fin lo que nos diferencia del Prof. Brito es recordar que somos ciudadanos obligados a ejercer, reclamar y disfrutar lo que el concepto de ciudadanía implica.
En muchas oportunidades, como conglomerado, le fuimos indiferentes, conformistas, desesperanzados. Y el, con constancia y terquedad, de quien tiene sed de justicia, nos dio una lección de vida, nos enseño que estamos obligados a construir una sociedad distinta, nos enseño que debemos aprender y enseñar a nuestros hijos reclamar correctamente nuestros derechos, nos enseño a no dejarnos robar la sonrisa a no abatirnos por las injusticias sino fortalecernos de ellas.

Y a todas estas , por que un pasaje de Fuenteovejuna?

Porque se lo debemos, y no a través de la muerte física del tirano-opresor, como se representa en esa obra de teatro española de 1619, sino a través de la muerte política de quienes hoy son dirigencia en ejercicio absoluto, y esto se logra con el correcto ejercicio de la ciudadanía, a través del voto responsable y comprometido socialmente, a través de la practica de la Política, así con mayúsculas, porque es la que aspiramos después de tantos atropellos.

Le debemos al Profesor Brito el demostrarle que aprendimos la lección y, que el 26 de este mes , en su honor y el nuestro, vamos a hacer nuestra la obra de Lope de Vega, renombrando Fuenteovejuna con el nombre de un país grande y moderno, dispuesto a enmendar el olvido de conceptos básicos como lo son la convivencia, el respeto, el honor, la honra, vamos a renombrar a esta obra literaria como Venezuela, para que cuando nos pregunten quien fustigo al abuso e irrespeto nosotros con la frente en alto con una sola voz contestemos “Venezuela Señor” y cuando nos pregunten quien es Venezuela, con la sonrisa en labios y paseando la mirada entre nosotros mismos contestemos con orgullo y sin vergüenza “ todo el pueblo, Señor”…

miércoles, 17 de marzo de 2010

“Si no puedo dibujarlo,
es que no lo entiendo.”
Albert Einstein.


Estábamos, los tres, El Gordo, Elizabeth (la maestra) y yo, ansiosos por saber los resultados de la evaluación que, en ese instituto especializado, realizaran a nuestra Niña de Chocolate, la directora, con una dulzura indescriptible, pero en tono grave, nos dio la noticia, “ella es como Albert Einstein” y como cuando te cae un baño de agua fría encima, los tres nos sentimos desarmados y devastados, Elizabeth y el Gordo no paraban de llorar y yo simplemente, no me recuerdo.
Seguramente lo están leyendo y dirán, espera, espera y que tiene de malo? O… que bueno!!!!! Pero eso no fue lo que sentimos ninguno de nosotros tres.
Para explicarles, debo comenzar por el génesis de esta historia, cumplido el primer año de matrimonio el Gordo y yo decidimos que era hora de buscar un hermanito o una hermanita para nuestro hoy Gaznápiro, intentamos un par de meses y nada, fui al medico y le pedí nos chequeara, por su puesto, pego el grito en el cielo y dijo que debíamos intentar mas antes de iniciar estudios, pero lo que si podía hacer, dada mi premura, era estimularme y sugerirnos una dieta de relaciones controladas, se que suena delicioso pero les juro que al final no lo fue, el estrés fue enorme, pero aun así cumplimos al pie de la letra las indicaciones medicas y algún que otro consejito de mi vecina Maria Clementina y otras amigas …que si pon los pies para arriba, que si varia como hacerlo, que si arriba, que si abajo, que si parados… en fin.
Pasado el tiempo y como no quedaba embarazada, regresamos y le pedimos a mi ginecólogo iniciara los estudios, le explicamos que cuando el Gordo y yo pensábamos en sexo, nos atacaba la risa recordando todas las indicaciones, eso cuando no nos daba sueño , por la atracada de afrodisíacos!!!!!
Así lo hizo, y cuando nos reunimos de nuevo, nos explico que, por problemas que no vienen al caso, debíamos iniciar un tratamiento para lograr una reproducción asistida a través de un ICSI, que no es otra cosa que la inyección intracitoplasmática de espermatozoides, o en pocas palabras, te extraen los mejores óvulos y, en un laboratorio le inyectan a cada uno un espermatozoide de características idóneas, esperan que se reproduzcan las células y luego colocan el embrión en tu vientre y si todo sale bien voila, en unos meses mas seriamos papas!!!!
Explicado así, sonó sencillito, lo que vendría los días siguientes fue una tortura, muchos medicamentos, hormonas, inyecciones hasta dos diarias, mucha expectativa y presión, que solo pudimos llevar a cabo gracias a la dedicación y entrega total de todo un equipo y no solo los profesionales que nos acompañaron en este camino, sino también el entorno familiar, El Gordo se encargo de Gaznápiro y hacia de papa y mama, papa fue mi enfermero personal se encargo de la dosificación y aplicación de todas las drogas indicadas, el Gaznápiro de solo siete añitos me ponía el pato, cuando no podía ir al baño, y le gritaba a su Tatita cuando ya había terminado, mama era mi fiel compañera de reposo, seis meses y medio, por complicaciones varias que si no estaba acostada, no podía salir de casa o si quiera bajar las escaleras y, ella seis meses y medio a mi lado LITERALMENTE. A pesar de todo esto, si paso y, voila, somos los afortunados padres de nuestra maravillosa Niña de Chocolate, ella es el prospecto perfecto para representar a Blancanieves, en una obra de teatro, su dulzura es la razón de cómo la llamo.
Pero, al pasar de los años, y mientras crecía nuestra hermosa niña, comenzó a dar señales que no entendimos hasta ahora, era de pocas palabras, decíamos nosotros que muy reservada; supremamente ordenada, al punto que una vez se enojo mucho con unas niñitas que después de jugar en casa no pusieron las tacitas de te como estaban; complaciente como nadie, nunca nos contrariaba; se chupaba el dedito de forma frenética, hasta tenia un cayito; tiene aun un muñequito que la acompaña para dormir, se llama Mío y es mas importante en casa que pedir la bendición en las mañanas; se craquea los dientecitos cuando esta dormida, parásitos o un poco de stress infantil siempre concluíamos; distraída como ella sola, muchas veces nos pedía atención y cuando se la prestábamos nos decía que se le había olvidado; nunca se pasaba a nuestra cama y, aunque de forma muy torpe hablaba dos idiomas, cometiendo los errores de lo que pensábamos era típico de una niña bilingüe de su edad; a mi mama siempre le decía, en sus llamadas matutinas, que la quería “del tamaño de un elefante que corría en una nube hasta llegar a la luna” o cosas por el estilo sin sentido, siempre dijimos que ocurrente, verdad? Tiene una imaginación prodigiosa. No quería ser profesional y, como les conté un día, soñaba con ser grande para dedicarse a pintar y pintar en una Isla lejana llamada Margarita.
Comenzó así su primer grado en el colegio, en la lectura no la más diestra pero su lógica matemática y la forma de pintar ralla en lo extraordinario. Sin embargo, lo que era un pequeño retraso, en relación al resto de su clase, comenzó a hacerse una brecha casi insalvable. Algo pasaba, así que solicite a la maestra la evaluara a ver si calificaba para un programa escolar que tiene como meta nivelar a los niños que no tienen como lengua materna el ingles, mi bella no califico, ella nunca pensaba en español, de forma natural ya había adoptado el ingles como lengua nativa, así que ese no era el problema. Nunca aceptamos que dijeran que ella era un poquito mas lenta, la maestra tampoco, ya que siempre mostró habilidades extraordinarias para otras áreas distintas a la escritura o la lectura, fue primer lugar en la feria de ciencias en la escuela.
Así las cosas, lo que comenzó a ser como flojera y un sin ganas al colegio, se fue convirtiendo en ataques de pánico, manos sudorosas, se comía las uñas de las manitos y se arrancaba la de los pies, o lloraba frenéticamente cuando alguna tarea se le dificultaba un poco, al punto de desertar antes de culminarla. El Gordo pensó que estaba medio consentida, lo que llamamos nosotros malcriada, Elizabeth y yo pensábamos que algo extraño pasaba, así que comenzamos con estrategias especiales para enseñarla, grupos pequeños, tutorías a parte del resto de la clase y nada de eso resulto, fue por eso que recurrimos a un instituto de dificultades en el aprendizaje, y esa mañana solo confirmaban nuestras sospechas.
Hoy sabemos que nuestra Niña de Chocolate, no es perfecta, aunque continua siéndolo ante nuestros ojos de padres, su semejaza con el Sr. Einstein, no radica en las facilidades matemáticas, el resultado de los exámenes practicados así lo decían, su problema se llama dislexia, una condición, o don como lo llaman algunos, que la hace sumamente especial, ella vive en un mundo diferente, grande y amplio, tanto así hasta“ los elefantes corren por las nubes hasta alcanzar a la luna”, como ella le dice a su Tatita. A nosotros, solo nos queda enseñarla a vivir en su mundo y aprender a lidiar con el nuestro, como al final sabemos, todos terminamos haciendo.

miércoles, 3 de febrero de 2010

“… No falta mucho, pero mientras tanto les
voy a contar un cuento de la vida real…”
José Chalita Bruzual.




Cada vez que desesperábamos en la carretera, para hacernos creer que acortábamos camino, papa nos anunciaba una y otra vez un cuento de la vida real, que terminaba siendo una anécdota de su infancia, adolescencia o inicio de su adultez. Pues no se me ocurrió otra forma de comenzar lo que hoy les quiero relatar, que en nada tiene que ver con mi aprendizaje como madre, aunque de una u otra forma forjo lo que en parte hoy soy. Lo que les quiero contar es uno de esos extraños episodios de mi vida, donde he sido espectadora de momentos importantes, en un sitio privilegiado, les quiero relatar mi 4 de febrero, hace 18 años atrás.
Comenzó bien entrada la noche del 3 de febrero del 1992, con una llamada, mama me despertó y me dijo “es el, te llama, dice que es urgente”; con los ojos entreabiertos me acerque al teléfono, una voz conocida muy, muy exaltada me decía mas que como una orden que como una advertencia “No salgas, llame quien te llame, no salgas, después lo arreglaremos…” No hubo tiempo a respuesta alguna, ni a siquiera preguntarle por que me decía eso, yo a esa hora no pensaba salir, además debía presentarme en el estacionamiento de la Comandancia General del Ejercito muy temprano, ya que debíamos entrenar. Como es de suponer no había llegado a mi habitación cuando me tope con mama preguntándome “Que paso, por que te llamo?”. Mi respuesta fue ingenua hasta de fastidio “Mama no se que le paso, a quien se le ocurre, que no quiere que salga…” En ese momento ambas reaccionamos era media noche, no era lógico, ya no teníamos sueño, encendimos el televisor y al pasar un rato, después de cambiar las señales una y otra vez, nos topamos con la imagen del Presidente, tan o mas exaltado que aquella voz que nos despertó, alertando a la población de un levantamiento militar fallido. La cara de mama un poema total, y yo solo logre pensar “era verdad, tanto me lo advirtieron, era verdad”. Inmediatamente llamamos a papa y le explicamos lo que sucedía, sonó de nuevo el teléfono, nada mas y nada menos que el ayudante del General precisándome y remitiendo la orden irrevocable de que me presentara en la comandancia a la brevedad posible.
Días atrás, mi arma de reglamento la había depositado en el parque del Cuartel O’leary, custodio de la Comandancia, me la recibió un teniente de apellido Otaiza y recuerdo que mas que una simple entrega de armamento, aquello se convirtió en una amena conversación, donde arreglamos el país en un ratito, sin violencia, con sueños, con argumentos. Esa escena paso por mi mente, en el momento que llamo ella, sin dejar reposar el auricular, repico el teléfono y su voz casi tan asustada como la mía solo me preguntaba que hacer? Le conté las llamadas que había recibido y la invite a quedarse en su casa, asumiendo yo la responsabilidad de la orden, que no se preocupara, luego salto una pregunta “y si el no esta con nosotros?? Y si es de los alzados??? Como se arriesgo a llamarte y alertarte casi simultaneo al recibimiento del Presidente, por parte del Ministro de la Defensa en el aeropuerto, quien llegaba de la conferencia en Davos??” Mi angustia se acrecentó, no se que era lo que estaba viendo en mi rostro mama, pero secamente y a manera de advertencia me dijo “de aquí no sales”, por Dios, hoy escribo esto, hoy que soy mama y los ojos se me llenan de lagrimas, hoy se exactamente lo que ella sentía, pensaba, hoy 18 anos después, la entiendo. Sin embargo y sin compasión alguna, le explique el problema que implicaría desobedecer ordenes, ya no dependía ni de ella ni de mi, que debía ir. Hoy recuerdo sus lagrimas, mientras me vestía, como acordara con mi compañera de cuarto, en la comandancia, iríamos con ropa deportiva, para no tener que dar mayores explicaciones si nos detenían, la idea era encontrarnos en la Comandancia, pera ese momento los celulares todavía no eran tan populares como hoy.
Papa, que es un soldado de la salud, se vistió, rapidito, le preguntamos que a donde iba, inclusive creo haberle explicado que no podía ir conmigo y el con la mayor de las paciencias nos vio a las dos y nos dijo que su lugar era en el hospital.
Mama bajo al estacionamiento con los dos, era de madrugada pero no mas de la 1:30 de la mañana, se despidió de papa y se aferro de mi brazo y llorando me decía que no fuera, como pude me zafe de ella encendí el carro a la carrera y tome mi camino, llena de temores y preguntas, realmente no sabia que era lo que iba enfrentar.
Llegue a la alcabala del Fuerte Tiuna que queda por la carretera Panamericana, me identifique, los soldados se cuadraron, sonrieron, solo escuche un “bienvenida mi teniente”, así supere varias alcabalas que no eran usuales en el fuerte, hasta que muy cerca de lo que debía ser mi destino, un capitán me ordeno bajar del auto, retuvo mi identificación y me ordeno pasar a un cuarto, con unas sillas muy incomodas y un televisor que colgaba del techo, estaba encendido, me senté lleve mis manos a la cara, solo podía pensar en lo bizarro de ese momento, quienes me retenían y por que? Fueron algunas de las preguntas que nadie quería dar respuesta, vi pasar a un General conocido y sin indagar mucho le pedí el teléfono prestado para llamar a mi mama que debía estar muriéndose de la angustia, me lo prestaron, pero no sabia donde estaba. Aun así, la llame y para tranquilizarla un poco le dije que estaba en la Escuela de Infantería, en buen resguardo que no se preocupara. Me trasladaron al cuartito del televisor con una la película mexicana, de charros, a quien se le ocurre programar una película de charros en pleno golpe militar???? Pasadas las horas, ya había amanecido, escuche una voz familiar, me asome a la puerta mientras escuchaba que todo estaba controlado, y me tope con el General Salazar, con voz fanfarrona grito: “Dona Chala, medio ejercito preocupado por usted y nada que aparecía, vamos recoja su carro y repórtese a su comando “. No había terminado de hablar y yo con mi carrito sincrónico recorcobeando llegue a mi comando, me tope con mi jefe, el General Guerra Baudell, y este me abrazo me dijo “hija me tenias preocupado, ve a descansar que la noche ha sido larga”. Llegue a mi habitación y no encontré a mi compañera pero vestida y todo me abandone en la cama, cerré mis ojos ,la verdad no entendía nada, lo sabia todo desde hace mucho, nunca tuve fecha, pero lo sabia, tenia idea de quienes estaban involucrados, pero siempre pensé que eran los planes de unos trasnochados, no había consistencia en la motivación, no había planes para un después, o por lo menos ellos nunca lo dijeron, hablaban del apoyo de “Los Notables”, que nunca dieron la cara por ellos después del golpe a excepción del Dr. Rafael Caldera, las cabecillas de ese momento no eran las que hoy se vanaglorian de tamaña proeza, que yo califico de graso error, nunca se hablo de comunismo ni de sociedades con Cuba, nunca.

A quien me alerto de lo que estaba sucediendo, la noche del 3, lo vi horas después, no cuando salí de mi cuarto sino bien entrada la tarde, me reclamo no haber seguido sus instrucciones y yo le explique que no era quien para darme ordenes, que no estaba dentro de mi línea de mando, el me dijo que me quería y eso era suficiente, que todo estaba ya arreglado, por eso la angustia de mi jefe que por error no me saco de la lista para que me presentara; me relato que llego un momento cuando me buscaron el la escuela de Infantería y no aparecí sospecharon de mi, quien iba a creer que no tenia ni idea de donde estaba???

Lo que paso luego, fueron días de confusión, cacería de brujas, la sorpresa de amigos involucrados y de involucrados que nunca fueron sorprendidos. Lo que paso luego seria el inicio de lo que marcaría el resto de mi vida, hoy lejano pero aun así lo recuerdo y por eso se los cuento. Tan solo espero, que como cuando era niña, falte poco para que termine este confuso camino y que pronto lleguemos a un buen destino.

domingo, 10 de enero de 2010

“Mirad: Un extranjero...» Yo los reconocía,
siendo niño, en las calles por su no sé que ausente.
Y era una extraña mezcla de susto y de alegría
pensar que eran distintos al resto de la gente.
Después crecí, soñando, sobre los libros viejos;
corrí, de mapa en mapa, frenéticos azares,
y al despertar, a veces, para viajar más lejos,
inventaba a mi antojo más tierras y más mares.
Entonces yo envidiaba, melancólicamente,
a aquellos que se iban de verdad, en navíos
de gordas chimeneas y casco reluciente,
no en viajes ilusorios como los viajes míos.
Y hoy, que quizás es tarde, con los cabellos grises,
emprendo, como tantos, el viaje verdadero;
y escucho que los niños de remotos países
murmuran al mirarme: «Mirad: Un extranjero...»
José Ángel Buesa



Cuando nos vinimos, fue una mezcla de culpa, tristeza, temor, incertidumbre y alivio. Nos montábamos en un taxi, y en la esquina de la casa estaban papa y mama con lagrimas en los ojos, despidiéndose, yo con unas ganas horrorosas de bajarme, pero sabia que era un paso sin retorno, así me lo había hecho entender el Gordo. A pesar de todo nunca perdí las esperanzas, y siempre amenazaba con volver, así fuese sola y chuchumeca!!!
Sin embargo, hace una semana, ese volver se me ha alejado y difuminado en mi horizonte, se ha convertido en una de esas tonterías que yo quería, como un capricho sin razón, y saberlo como un imposible me produce la misma tristeza, temor, incertidumbre y alivio.
Siempre le huí a la idea de explicarles, sobretodo a mis niñas que son la únicas que no tienen memoria de vivir en Venezuela, por que nos vinimos? Hoy me llueven las respuestas, y siento pena por ello, pero no me avergüenzo.
El Gordo y yo, decidimos formar un hogar en la misma época que mis país se embarco en una aventura de cambio, pasado el tiempo tuvimos la certeza que no podíamos comulgar nuestros proyectos de familia con aquel proyecto social que una dirigencia política nos trazaba y, meses después, nos dimos cuenta que la incompatibilidad entre la realidad que nos rodeaba y aquello que apenas construíamos; que esa realidad nos llenaba de angustia, nos ahogaba, eran tiempos de paro, sin embargo hoy entendí que no salimos por ello.
Desde hace una semana me di cuenta que partimos de ese valle hermoso, donde esta la ciudad de Caracas, por lo que queríamos cimentar en nuestros hijos como principios de vida, conceptos que, por cotidianos en nuestra niñez, eran como muy abstractos, tanto que los habíamos perdido por no darle importancia.
Salimos de Venezuela, para recuperar aquel concepto de “buen padre de familia”, que uno leía en nuestro cuerpo legal y se reía, recuperarlo y regalárselo a ellos, para que lo pusieran todos los días de su vida en practica. Salimos de Venezuela, para hablar a diario un idioma que no nos pertenece, con ese acento tan particular, pero con esa experiencia de habernos perdido y la necesidad imperiosa de re encontrarnos como ciudadanos, sentirnos ciudadanos y poder mostrarles a ellos lo importante que ese sentimiento es. Aquello de respetarnos para ser respetados. y no como un simple regalo, sino como un derecho, no adquirido sino innato. Salimos de Venezuela para aprender lo que habíamos, por voluntad social (si es que eso existe), entregado.
Salimos de Venezuela para tener una pasantia que nos duraría el resto de una vida, de aquello que no quisimos aprender en nuestros años de escuela, saber cuales son nuestros Deberes y Derechos, que es un Estado, que significa aquello de Políticas de Estado, que y papel juega en ellas un Gobierno, que es una Dirigencia, por que votamos y, sobre todo, diferenciarlo de un capricho o un simple castigo. Salimos de Venezuela para aprender su geografía a distancia, y la idiosincrasia de quienes nacimos en ella, hacerla mas nuestra que nunca para poder traspasarla a nuestros hijos como parte de su forma de ser.
Hoy entiendo, aquí de lejos, que salimos de Venezuela para, en un futuro no tan lejano, regalarle a mi tierra ese pedacito de mi que dejo en mis hijos, esa semillita que tuvimos que aprender de lejos, para que ellos la sembraran allá luego.
Pero saben por que lo se?
Hoy mi Niña de Chocolate, que apenas sabe leer, me dijo que solita aprendió a deletrear su nombre en español y, jugando con mis cabellos me contó, que cuando sea grande no quiere ser ingeniero o doctor, sueña con vivir en una pequeña isla que se llama Margarita, comer arepitas con mantequilla y debajo de una mata de cocos pintar y pintar, y con sus pinturas al mundo poderle expresar, por que quería regresar a aquellas tierras de las que un día me vi obligada a renunciar.

lunes, 4 de enero de 2010

"He nacido hoy de madrugada, viví mi niñez esta mañana y sobre el mediodía ya transitaba mi adolescencia .Y no es que me asuste que el tiempo pase tan deprisa. Solo me inquieta un poco pensar que tal vez mañana yo sea demasiado viejo para hacer lo que he dejado pendiente."
Jorge Bucay.


Y quien no se acuerda de haber pensado así en la adolescencia, todos pasamos por eso, todos escuchamos a alguien decir que es una etapa difícil, que es la aventura de encontrarse a uno mismo, el paréntesis entre la niñez y el ser adultos, pero alguien les dijo, alguna vez, como es la adolescencia de los hijos para los padres? Porque déjenme decirles que, a sabiendas que el es un chico normal, bastante tranquilo, la verdad es que nos esta dando con sal.
Cada vez que sugerimos algo el opta por todo lo contrario, no entiende el concepto de futuro, a menos que sea el inmediato, o sea, dentro de cinco minutos a partir de ahora. Los cabellos!!!! eso es un tema a parte, me voy a limitar a decirles simplemente, los cabellos!!!!
Sus argumentos favoritos: “no sabia”, “no me di cuenta”, “no me dijiste”. "no te escuche”, “ya pues” o un simple “se me olvido”, pareciera que el espectro del pensamiento se limitara a eso y un leve volteo de ojos, que a uno le termina revolviendo la bilis.
En vista de todo esto, y por aquello de pretender ser una madre comprensiva y de avanzada, como dirían por aquí “cool”, le plantee al Gordo que solicitáramos la ayuda de un consejero profesional, no se si por seguirme la corriente o porque le di pena, en medio de mi angustia de no entender, me dijo que si.
Esa mañana realice las diligencias necesarias, no era la primera vez que buscaba ayuda profesional, cuando me divorcie, en medio de mi profunda depre ante el poco éxito de mi unión matrimonial, me aventure en una de psicoanálisis, un desastre total, nunca llegue al diván, es mas no llegue ni al mes. Pero a pesar de esa experiencia, mi teoría era que quizás si el escuchaba de labios de otro lo mismo que muchas veces le repetíamos el Gordo y yo, por lo menos nos dejara de voltear la mirada de esa forma que exaspera, lo que no es mucho pedir, verdad?
Llego el día de la cita, desde temprano tenia un nudo en el estomago porque me había dado cuenta que la consulta era en ingles, y no me van a negar que para estos menesteres un coño o un carajo dicho en el momento adecuado es toda una experiencia orgásmica amen de la capacidad, de estas simple expresiones, de hacernos sentir completamente desahogados, livianitos pues; pero yo no sabia decir en ingles ninguno de esos dos vocablos, bueno aunque si mierda pero no suena igual, es mas, lo puedes confundir con oveja o con barco, y así no cumpliría mi cometido.
Me bañe, y cuando fui a escoger la ropa fue otro problema para mi pobre estomago, “que me pongo?” Por la temporada, invierno, colores oscuros son los mas usados, pero en este caso creí que no era lo mas apropiado, así que opte por un cuello tortuga verde manzana y un pantalón beige, con unos zapatitos, que lamente toda la santa tarde ya que se usan con medias nylon y tenia, además de la angustia de la consulta los pies congelados, mi cabello perfectamente arreglado, sin collares ni guindarejos pero si un anillo de plata, de esos que se usan ahora con una flor que ocupa falange y media del dedo, el cual no me pongo nunca porque araño al que tenga al lado, pero como mi niño grande no me deja acercarme a el en publico y era el único que me acompañaba, no importaba.
Lo fui a buscar al colegio un poco mas temprano, para asegurar puntualidad, pues en este pueblo, que nunca tiene trafico, ese día tenia la única vía al colegio cerrada, pero y a pesar de eso, lo logramos y fuimos puntuales.
Llegamos al consultorio, y me quería como morir, la cara de el era un poema, y el consecuente “A donde me trajiste??? Que es esto??? Una broma???” Era un sitio como místico, con musiquita de Yoga, y no es que desestime la ciencia milenaria pero no era precisamente lo que estaba buscando, luces tenues y un cartelito que decía “relájese, tómese un te”, yo a esas alturas lo que necesitaba era un 18 años , en las rocas, que ridícula me sentía y el gaznápiro muerto de la risa. Se abrió una puerta y salio una chica menudita, tenia la apariencia de tener quizás dos años mas que mi hijo, con lo que quiero decir que parecía mi hija, cabellos largos y lisos, vestida de negro de pies a cabeza, ese era el color que yo quería usar y no ese verde chillón que tenia encima, tenia un anillito de lo mas sencillito, y yo aquella alegoría a la bien entrada primavera, que no podía ni voltear para disimular su presencia. Me sentía un personaje salido de la calle ocho de Miami, toda tropical yo pues, en medio de aquel frió que congelaba los pensamientos, de todos, menos los míos, claro esta.
Comenzó el parto, perdón la consulta, y yo en mi ingles con acento hispano explique lo mejor que pude mis razones para solicitar asistencia, encima le tuve que pedir ayuda a el, porque habían dos o tres palabras que no encontraba, sin contar el coño y el carajo, que tanto extrañaba. Levante la mirada y vi un titulo de la Universidad de Florida, me alivio el pensar que por lo menos un café cubano se había tomado aquella niña, cuando le pregunte, me aclaro que ese no era su consultorio, que ella nunca había salido de Carolina del Norte, por lo que consideraba tenernos en su consulta una experiencia maravillosa dado el background cultural que nosotros teníamos, por Dios, pensé, lo que me faltaba sumar a mi problema de adolescencia terminar siendo una experiencia maravillosa, sentí lo mismo que siento cuando voy a comprar harina pan en la sección de “comida étnica” en el supermercado, y sin poder decir ni la mitad de lo que quería.
Cuando salimos, sentí que la hora había sido el siglo 2000 completito, estaba agotada, me senté en el carro y al mirar mi imagen en el retrovisor me vi mas canosa y ese surquito que tengo entre las cejas y que detesto, estaba mas profundo, algo así como la victima perfecta del Sr. Botox, me dolía la cabeza, los pies no los sentía de lo fríos que estaban, no había intercambiado palabra alguna con el, encendí el carro con la radio apagada, no tenia ni ganas de escucharla, cuando, de repente se rompió el silencio con un “Mami, te gusto?, se el esfuerzo que implico, estoy orgulloso de ti”, y me dio un beso. Que mas les puedo decir…