miércoles, 19 de septiembre de 2012

El dia que te fuiste


“Para siempre te amare,

Para siempre te querré

mientras en mi hay vida,

siempre serás mi bebe.”

Robert Munsch

 

Hace dos años, estaba en una sala de cine, ya al final de la película llorando desconsolada, mientras ellos reían a carcajadas, veíamos la tercera parte de "Toy Story" la escena, cuando los juguetes eran donados por Andy justo antes de partir camino a la universidad. Los que no sean padres aun, pensaran que melodramática esta esta mujer!!! los que tengan un hijo, no importa la edad, comprenderán que en ese momento vi tan cerca que mi horripilante adolescente, mi Gasnapiro amado, partiera de nuestro hogar para emprender vida propia...allí se volvería tangible aquello de que "los hijos uno no los cría para uno porque son prestados"

Hace apenas 6771 días, después de haber roto fuentes 25 horas antes, te tenía en mis brazos, eras mucho mas pequeño que el largo de mi antebrazo, parecías un bebe de foto Benetton, no llegaste a pesar 2 kg, pero de una fuerza increíble, apenas te sacaron de mi vientre te agarraste fuerte de la pinza con que seccionaban tu cordón umbilical para cortarlo, y así vivir nuestra primera separación, después de 8 meses de convivencia intima, un yo con tu constante, desde el mismo instante que te concibiéramos en aquel hotel de la base naval, debajo del puente que une Manhattan con Staten Islan.

Siempre pensé que eras de los chicos de la generación Andy, el personaje de Toy Story, recuerdo cuando abordamos aquel avión rumbo Aruba y justo antes de despegar interrumpiste el silencio de los viajeros y las oraciones de los mas temerosos a las alturas, y con el puño de la mano arriba como quien emprende vuelo propio gritabas " al infinito y mas allá", a todos nos invadió la risa, todos en el avión estábamos en tu nave intergaláctica, dispuestos a conquistar el mundo que encontraríamos apenas aterrizáramos, Dios de eso hace nada...

Te acuerdas cuando jugábamos a guerra de las galaxias montados en jet sky en Margarita, o la temporada que dejaste de dormir en mi cama para que te llevara a Disney?

Desde el momento que te pusieron en mis brazos fuimos amigos fieles, con momentos excelentes y otros no tanto, como aquella fiesta de Halloween el Mooresville, no voy a contar detalles pero te juro te quería poner a pan y agua después de aquella noche, a pan y agua de por vida!

Llevo a penas 162.504 horas, en este curso de vida por ti iniciado, el de como ser mama, como ser tu mama, como ser tan especial para ti como tu lo eres para mi y ha sido, sin lugar a dudas, el proceso de aprendizaje mas hermoso que he experimentado, donde tu eres mi maestro guía.

Hoy te escribo esto y tengo el corazón asustado, hoy te acompaño al aeropuerto, hoy te acompaño a volar sin mi, pero conmigo siempre a tu lado, hoy te ruego que me llames, no porque quiera controlarte, sino porque quiero que estés presente en mi aprendizaje en ser mama, cuídate mil consejos te he dado, sin embargo te voy a escribir algo que no quiero decirte en persona, porque me parece una osadía de mi parte, y no es que sea pretenciosa, pero mi amor no te enamores de París, no todavía, no es el momento, yo sé que es mucho pedir, vuelve pronto que aquí te espero, te esperamos, tu papa, tus hermanas y yo por que diantres , volvemos a ser cuatro y falta uno, uno que nunca ha faltado, mi pequeño bastón mágico, mi apoyo constante, quien me animo a salir de la ciudad que fuese mi casa, para buscar nuevas oportunidades, las que hoy sales a buscar por tus propios medios con una meta fija, un idioma nuevo. Pero y como no enamorarse de Paris? Como carrizo se me ocurre pedirlo?  Disculpa, pero es que soy mama mi querido hijo.

Y estas en espera, para pasar a otra sala, con tu moral de la computadora y tu equipo de esgrima en la mano, midiendo un poco mas de 5 pies 9 pulgadas y yo no puedo dejar de ver a un niño pequeño con mirada asustada, con tu morral multicolor, lleno de creyones, carritos y muñecos, a la espalda, con tu espada de pirata a cuestas, diciéndome, ya mami, vete ya, como este primer día que te deje en el pre escolar. Hoy, de lejos  creo poder ver, cuando piensas no te observo, que cierras el puño de la mano, lo levantas al cielo y con voz baja para que nadie te sorprenda en el gesto y dices, como hace muy poco tiempo ""mami no tengas miedo, al infinito y mas allá.... que  siempre, siempre junto a mis hermanas voy a ser el príncipe de tus sueños y desvelos, y la ciudad donde nunca pasa nada nuestro eterno punto de encuentro".

 
Si no lo dijiste, no pierdas el sueño, que igual así lo siento.


Dios te bendiga Jo querido, porque a partir de hoy ya no eres mi Gasnapiro...

 

 

martes, 4 de septiembre de 2012

La ciudad donde nunca pasa nada...

“No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas.
Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas.
Esto significa que vives.”
 
Frank Kafka.




Hace algún tiempo, la bautice " La Ciudad donde nunca pasa nada", debo confesar que con rabia, era mi protesta personal y abierta al vivir donde no quería, tanto verde había, que no podía distinguir un paso del otro.
 
Comenzar a convivir con la idea de ver a los venaditos, saber que hacia meses una mama oso se comía la basura con sus ositos, me daba la cínica impresión que estaba a un paso de convertirme en la versión morena y avejentada de rizos de oro… un algo así del qué paso después del "serian felices por siempre".
 
Así fueron sucediendo eventos en mi vida, que consideraba propios y ajenos a ese molesto contexto de tranquilidad absoluta, propios de una ciudad antipática que no dejaba que nunca sucediera absolutamente nada... Llegaron amigos nuevos a nuestras vidas, un trabajo sin buscarlo, viajes propiciados por mi oficina que me permitían ver un lado de la realidad educativa aquí en este país donde vivimos, consigo una persona que cuide a las niñas que lo único que le falto fue aterrizar en el techo de la casa con paraguas en mano y cantar súpercalifrajilistolicuesialidoso, de lo maravillosa que es, celebrar la comunión de mi niña de chocolate, su nacer como ceramista, nadadora y excelente estudiante, ver como mi dulce de leche era súper social y ocurrente, comprometida con su prescolar, verla graduarse en el prescolar, ser participe del ultimo ano escolar donde podría participar de mi Ganaspiro, asistir a su graduación, ver su rencuentro con el esgrima y preparar con el su pronta partida a Francia, aun así, para mi, aquí nunca, nunca, nunca pasaba nada.
 
Hace algunas semanas, el Gordo se enfermo, a las tres de la mañana se levanto con dolor en el estomago, medio dormida lo mande al baño (cuando lo escribo pienso en lo antipáticas y brujas que nos podemos convertir los amores de juventud de un pobre mortal como el ), por supuesto, siguió la sugerencia y a los minutos escuche mi nombre y un pedido de ayuda, pensé en un infarto, en llevarlo al hospital, al cercano o al que esta mas lejos? Desperté al Gasnapiro y le encargue a las niñas, la adrenalina a millón hasta que llegamos a la sala de emergencia...cuando se lo llevaron un bajón de todo y me encontré pensando que iba a hacer yo si el, la razón inicial de esta vida en una ciudad donde nunca pasaba nada, se iba....
 
Luego pasaron dos semanas angustiosas, con un diagnostico de pancreatitis, la responsabilidad de enviar a las niñas a casa de mi hermana, avisarle al resto de su familia, en compañía del Gasnapiro, y con su ayuda, cuidar al Gordo, decidir alimentarlo por sonda, ir y venir, venir e ir, sin horas marcadas, sin rutinas planeadas y aquí, seguía sin pasar nada...
 
Hace un par de días descubrí una nota de internet invitando a una muestra de unos dibujos de Picasso, imaginen ustedes a donde habían ido a parar los dibujos del autor de la Guernica! A un sitio donde nunca pasaba nada, en mi mente se comenzaron a pacificar todas las figuras de tan importante cuadro, como sentándose en una acera esperando ver pasar lo que nunca sucedería, en estos tan insípidos parajes donde no pasaba nada. Invite a los miembros de la familia, los mas jóvenes declinaron, el gordo acepto acompañarme, quizás mas por agradecimiento por los días pasados que por verdaderas ganas de ir.
 
Camino a la exposición, nos dimos cuenta nos alejábamos de la ciudad, nos adentrábamos a la montaña, llego en numero de la edificación y solo un terreno baldío se divisaba, con un diminuto cartel que anunciaba " Yeux du Monde " (los ojos del mundo). En ese mismo instante me asalto la idea de que los ojos del mundo podían estar posados en cualquier sitio menos allí, que los habitantes de la Guernica, no podían cambiar la inmortalidad de su ser, por esas montañas llenas de venados, garrapatas, pájaros y osos, eso por no entrar en mas detalles.
 
Aun así, insistí en seguir el camino de tierra, sin bajarnos del carro claro esta, subimos una vereda que parecía un túnel vegetal, que nos impedía ver el cielo o lo que es peor impedía al cielo nos viera, garantía indudable de que nunca sucedería nada. Pensé, en secreto, que Picasso nunca querría ver como duendes de camino montañoso a los protagonistas de sus dibujos, el gordo quería regresar, a lo que le replique mil veces, hasta al final acceder con la sentencia que volvería sola, porque allí, total, nunca pasaría nada, siguió camino y el túnel mágicamente se abrió, estábamos en la cima y en primer plano un establo abierto, medio en risas le dije seguro es allí, seguimos la ruta y se apareció imponente una edificación moderna, tres paredes soportaban una cuarta de vidrio, en el fondo una casa de una planta con terminado en mármol, a su izquierda una torre en forma de cúpula, que cual observatorio te obligaba prestar atención al fondo, a esas montañas que a distancia siempre están azules, ese día mas azules que nunca porque se avecinaba lluvia.
 
Era un espectáculo lleno de magia, ya el carácter de los protagonistas de los dibujos o el deseo de su autor pasaban a un segundo plano, en uno de los ventanales el rostro de un caballero nos señalaba, con sonrisa en labios, que bebíamos ir al edificio de pared de cristal y así lo hicimos, era una experiencia imponente que te obligaba al asombro, al asombro propio del quien piensa que a su alrededor nunca pasa nada.
 
Ya en la puerta, mis ojos se posaron en dos dibujos, uno en negativo del otro, "Bagneuses sur la Plage", y un viaje en la memoria a algún libro donde ya nos habían presentado y a su lado un dibujo inmortal, como lo eran todos los expuestos, pero este es uno que te acompañan desde que estudias arte en bachillerato y estaba allí, en ese edificio imponente con nombre pretencioso, en idioma ajeno para los habitantes de la ciudad donde nunca pasa nada y para mi que mi vida se había convertido en un constante irrespeto al concepto de cotidianidad, les hablo de " Grand Air", ahora tenia la certeza que Picasso no solo quiso que sus personajes visitaran estos parajes sino que a través de su escritura nos visitaba también, quizás atraído por la antipática idea de un lugar donde nunca, nunca pasara nada.
 
En ese momento, me percate que lo que vivía era único, que observaba lo que quizás no tendría la suerte de volver a ver, ese era uno se esos instantes que quedan solo en tu memoria donde admirando algo te ves, ves lo que te rodea y a su vez ves las montañas que hacen de escenario, montañas que despectivamente siempre pensé que envidiarían a mi Ávila si lo conociesen, ya que ninguna poseía sus verdes; montañas que, en ese instante percate querían tener identidad propia, para reclamar espacio en mi memoria, como esa ciudad que con su nunca pasar nada me daba la oportunidad de metamorfosis segura, para pasar de ser simplemente extranjera en experiencia previa, en lugares remotos, capaz de compartir, sin esfuerzo mis vivencias.
 
Una mujer, menuda de presencia muy agradable, se nos acercó y, muy amablemente, nos comenzó a hablar de Lidia Gasman, una profesora de la universidad, fallecida recientemente, que dedicara su vida profesional al estudio de Picasso y su obra, y sin darnos cuenta tomaron protagonismo sus cuadros amen de alguno de los cuadros de sus discípulos y amigos, que acompañaban la muestra.
 
Al salir de ese edificio me embargo una sensación de reconciliación total con mi contexto, el que nunca perderá, ni en mi ni en los que me conocen el nombre de "la ciudad donde nunca pasa nada", pero que en ese instante se desproveía de la intención de burla y adquiría una actitud de eterno y personal agradecimiento.
 
Quien me diría, en mis años de primera juventud, que seria Picasso y sus bocetos los que un día me harían entender que, aun sin pasar nada, tu propio yo podía ser el protagonista del mas grande de los cambios, el propio, quien predeciría que en la vida no es el contexto el protagonista y  que solo me daría cuenta un día, minutos antes de comenzar a llover, ante los ojos del mundo, cobijada en su apacible silencio y de la mano de quien, por estos días, me ama.