sábado, 25 de septiembre de 2010

Cuando la memoria me acompaña no me siento tan extranjera

Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
-
Jorge Luís Borges




Si les cuento que, mi memoria se ha convertido en mi presente?
Si les digo que, he viajado en el tiempo hasta llegar a cuando era niña?
Si confieso que, todos los días, como cuando era pequeña, me siento en ese patio donde hacíamos el recreo en el colegio y allí converso, con la experiencia de hoy, con mis amigas de niñez?
Si les juro, que parte de esos espejos rotos y formas inconstantes, se han rearmado en mi memoria y me hablan constantemente en el presente?
Si les pregunto todas estas cosas no es para confundirlos o despistarlos, es porque me esta sucediendo, todos los días después de tomar a mi colombianito entre mis manos, llamar a mi mama y mientras hago tiempo para llamar a mi hermana, recibo los buenos días de personas que hace mas de 20 anos todos los días me lo daban, somos 18 en total, todas mujeres, en común… estudiamos juntas en el colegio, cada una con su vida distinta, sus angustias particulares, unas casadas, otras solteras, algunas con hijos unos grandes y otros pequeños, con angustias diarias distintas, con situaciones geográficas no comunes, usos horarios, en principio irreconciliables, casi todas simplemente ajenas a la realidad de las otras, pero desde hace algunas semanas y aunque en un espacio virtual 18 personas nos hemos empeñado en el reconocimiento de la otra, nos hemos dado el tiempo para decirnos que nos queremos mucho, que tenernos en alta estima no es cosa de ociosos.
Desde hace algunos días nos estamos redescubriendo y develando con orgullo esas canas que no teníamos cuando el destino nos cruzo por primera vez.
En ese espacio virtual, que me brinda la tecnología, nos aconsejamos, quejamos, repartimos recetas de cocina, reímos a carcajadas suelta, mostramos orgullosas a nuestras familias, pero lo mas importante de todo es que nos hemos demostrado que aunque el tiempo pasa, y no en vano, la esencia de cada una de nosotras es la misma, que los recuerdos no han deformado la realidad, que ella sigue allí y lo mas hermoso de todo es que estamos dispuestas compartirlo.
Hoy, quería decirles que tengo un reencuentro diario con mis amigas del colegio a través de mi B.B, quien lo diría, yo que no entendía ese bicho, que se lo peleaba a mi Gaznápiro favorito.
Hoy, les quería confesar que adoro la tecnología, que me ha acercado lo distante en el tiempo, que hace que mis arraigos me acompañen, me despierten y también me den la buenas noches.
Hoy, no me siento tan extranjera, o por lo menos tengo la certeza que no soy la única que se siente madre extranjera, mujer extranjera, persona extranjera de una realidad que no termina de asimilar pero que siempre esta dispuesta a compartir…

miércoles, 8 de septiembre de 2010

martes, 7 de septiembre de 2010

Mi ultima primera vez.

“Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Sin embargo...
en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño,
perdurará siempre la huella del camino enseñado.”
Madre Teresa de Calcuta



No es un juego de palabras, es simplemente unos de esos muchos privilegios que tenemos aquellos que somos padres mas de una vez…
Sonó el despertador, y ambos sabíamos que era un día muy especial, como parte del engranaje de un motor perfecto, comenzamos a realizar nuestras rutinas matutinas. Cuando nuestro Gaznápiro y nuestra Niña de Chocolate partieron al colegio, nos vimos las caras y así comenzamos el rito, con la nostalgia que nos regalaba la conciencia de que seria nuestra ultima primera vez.
Nunca les he mencionado a mi Dulce de Leche, ella solo tiene tres añitos, pero en todo momento nos ha demostrado que siempre nos impondrá su independencia…Supe que la tenia en mi vientre tres meses y medio después de su concepción, cuando ya el embarazo estaba mas que bien encaminado y a pesar de ser considerado un embarazo de alto riesgo, les juro que fue el mas despreocupado de los tres.
Al contrario de su hermana mayor ella, no se anda entre ramas, nada de besos ni abrazos que no sean necesarios. Hoy fue su primer día de colegio , y con el se consumía esa sensación de pequeñita y dependiente, que solo en nuestras mentes de padres existía.
La despertamos, con mimos y besos, le dimos su leche matutina, luego un desayuno con cereal y fruta (no mezclados porque no le gusta mojado). Mientras yo terminaba de arreglarme Luís Eduardo le cepillaba sus dientecitos y la ponía hacer pipi y pupu, un grito asalto nuestro silente ritual, “Papi I did it”, ambos fuimos corriendo le cantamos y bailamos la danza de lo lograste; nos vimos las caras sonreímos y volvimos a los pasos que hace años sin decirlo habíamos convenido.
Entre los dos la vestimos, Luís saco del cartoncito los lacitos nuevos, yo la peinaba con devoción, fotos de cada uno de los momentos, para que nunca se nos olviden, aunque hoy se que son para recordárselo a ellos, porque pasaran los anos y esas imágenes siempre estarán en mi memoria.
Ya en el carro, le pregunte: “ estas nerviosa? Y ella contesto: “Yo no, pero tu si”. Llegamos y allí la dejamos, estaba radiante y bella, con su morral nuevo y su nueva lonchera, la tomaron de la manito y ni se despidió, yo llore como mis dos primeras veces anteriores, me fui a casa a esperar que terminaran esas cuatro interminables horas.
Llegado el momento, fui a buscarla y así terminar lo que nunca mas se repetiría en casa, ella me vio y se lanzo a mis brazos, llorando desconsolada, yo me sorprendí invadida de una sensación de satisfacción inconfesable y con orgullo, le pregunte: “Por que lloras mi amor? Me extrañaste?” Y ella entre sollozos me dijo: “No, es que no quiero dejar el salón de clases”…